Las puntas abiertas, también conocidas como tricoptilosis, se producen cuando las puntas del cabello se dividen en dos o más partes. Este fenómeno se debe principalmente a daños en el córtex del cabello provocados por diversos factores externos. Entre los más comunes se encuentran la exposición repetida al calor a través de secadores, planchas o rizadores, las agresiones químicas como la coloración frecuente o el uso de productos decapantes, y los cuidados mecánicos agresivos como el cepillado intensivo o el uso de cepillos inadecuados.
La prevención de las puntas abiertas requiere una rutina capilar suave y protectora. Es fundamental hidratar y nutrir el cabello con regularidad. El uso de aceites nutritivos como el de argán o el de coco puede ayudar significativamente a fortalecer la estructura capilar. También es aconsejable limitar el uso de herramientas térmicas y, cuando lo hagas, aplicar siempre un protector térmico. También es recomendable optar por productos capilares que no contengan sulfatos ni alcoholes secantes.
Una vez dañadas las puntas abiertas, los tratamientos no pueden reparar el cabello por completo, pero pueden ayudar a mejorar el aspecto general del cabello y prevenir nuevos daños. Las mascarillas capilares enriquecidas con queratina pueden ayudar a reparar la parte externa de la fibra capilar. También se suele recomendar recortar las puntas con regularidad, aproximadamente cada tres o cuatro meses, para eliminar las puntas abiertas y favorecer un crecimiento sano del cabello.
Optar por peinados protectores que minimicen el estrés mecánico sobre el cabello puede ayudar mucho a prevenir las puntas abiertas. Los moños bajos, las trenzas sueltas o las coletas bajas son excelentes opciones. También es beneficioso utilizar accesorios suaves, como elásticos recubiertos de tela, para evitar tirar excesivamente del pelo y provocar roturas.
Elegir los productos adecuados para el cuidado del cabello es esencial para evitar las puntas abiertas. Busque champús, acondicionadores y mascarillas enriquecidos con agentes hidratantes como glicerina, aloe vera o proteínas de seda. Evita los productos que contengan sulfatos, parabenos y siliconas fuertes, que pueden acumularse en el cuero cabelludo y apelmazar el pelo, comprometiendo su salud.
Para prevenir eficazmente las puntas abiertas, recomendamos cortar el pelo cada tres o cuatro meses. Esta frecuencia puede variar en función de la rapidez con la que crezca el cabello y de la frecuencia con la que se exponga a tratamientos químicos o térmicos. Un corte regular no sólo elimina las puntas abiertas antes de que se extiendan, sino que también mantiene el cabello sano y estimula su crecimiento.
Es imposible reparar permanentemente las puntas abiertas sin cortarlas. Los productos disponibles en el mercado pueden "pegar" temporalmente las puntas abiertas, mejorando el aspecto del cabello, pero la única solución permanente es cortarlas. Sin embargo, tratamientos como sueros y aceites pueden prevenir las puntas abiertas fortaleciendo el tallo capilar y mejorando la hidratación del cabello.
Los complementos alimenticios pueden contribuir a prevenir las puntas abiertas mejorando la salud general del cabello. Nutrientes esenciales como la biotina, el zinc, las vitaminas A, C, D y E, así como los ácidos grasos omega-3, son conocidos por su capacidad para fortalecer el cabello y estimular su crecimiento. Sin embargo, no sustituyen al cuidado externo del cabello y deben considerarse como un complemento de una rutina completa de cuidado capilar.
El agua de mar y el agua clorada de las piscinas pueden contribuir a la aparición de puntas abiertas al resecar el cabello. La sal y el cloro rompen la cutícula, la capa protectora externa del cabello, haciéndolo más frágil. Recomendamos aclarar el cabello con agua dulce después de cada baño y aplicar un producto protector antes de exponerse a estos ambientes para limitar los daños.
Las herramientas térmicas, como secadores, planchas y rizadores, pueden intensificar la aparición de puntas abiertas debido al calor excesivo que generan. Para minimizar el daño, es esencial utilizar estos aparatos a una temperatura baja o media y aplicar siempre un protector térmico al cabello antes de su uso. Además, limita la frecuencia de uso para permitir que tu pelo se recupere y conserve su hidratación natural.