La miel es elaborada por las abejas a partir del néctar de las flores. Se utiliza principalmente para endulzar los alimentos. Pero también tiene numerosos beneficios para la salud. La miel está compuesta por un 80% de azúcar (glucosa, fructosa, maltosa) y un 20% de agua. La miel también contiene residuos de polen que son fuente de vitaminas (B1 a B9), oligoelementos que varían según la naturaleza del suelo (potasio, magnesio, calcio, etc.), proteínas, lípidos, ácidos y enzimas. Esta rica composición le confiere numerosas virtudes:
En los puestos del mercado se pueden encontrar muchos tipos de miel. A medida que evolucionan los gustos, he aquí las más conocidas por los consumidores.
La miel está formada principalmente por hidratos de carbono, que representan alrededor del 80% de su composición total. Estos azúcares, como la glucosa, la fructosa y la maltosa, son fácilmente asimilables por el organismo, lo que los convierte en una fuente rápida de energía. El resto de la miel se compone de :
Esta categoría de miel tiene un sabor particular que evoca la flor de la que procede.
Otros nombres de mieles proceden de la forma en que se cultivan. Por ejemplo, algunas mieles conocidas como "mieles de montaña " proceden de las flores de prados situados a gran altitud, por lo que tienen las propiedades de varias plantas además de sabores pronunciados. El color de esta miel puede ir del marrón al blanquecino, dependiendo de la concentración de melazo de roble y de boj de la región. El término "miel de todas las flores" se refiere a la miel recolectada al final de cada temporada y cultivada a lo largo de varias estaciones de floración. Su sabor refleja las flores de toda la región de la que procede.
Como su nombre indica, las mieles de primavera y verano se obtienen de las flores de estas estaciones. La primera es clara y tiene un delicado aroma procedente de varios árboles, flores de boj y acacia o tila. La segunda procede de diversas flores que florecen en verano, como la lavanda, el girasol y la madreselva.
El mercado de la miel está en constante crecimiento. Los cambios en la agricultura han provocado la desaparición gradual de las mieles de trébol, esparceta y alfalfa, que antaño eran muy populares. Con el tiempo, la introducción de otras variedades y sabores procedentes de los países vecinos y de los departamentos franceses de ultramar ha permitido conocer otros cultivos.
La miel de madroño de Italia, por ejemplo, es famosa por su ligero amargor y es muy apreciada por los gourmets. La miel de metcalfa, que llegó al mercado en la última década, es una miel marrón, sabrosa y afrutada que se cultiva principalmente en el Mediterráneo. La miel de abeto es una miel oscura, incluso negruzca, muy solicitada por su sabor muy suave.
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