Cuando sentimos la piel incómoda, tirante o incluso escamosa, tendemos a pensar que tenemos la piel seca y nos empeñamos en tratarla como tal. Pero ¿sabías que hayuna gran diferencia entre la piel seca y la deshidratada?
Y la buena noticia es que la piel deshidratada es un fenómeno más raro y, sobre todo, temporal. Mientras que la piel seca es un tipo de piel, una característica genética que no se puede cambiar. Podemos mejorar el confort de esta piel seca pero no cambiar la causa, es decir, la falta de lípidos en las diferentes capas de la epidermis.
Sí, a la piel seca le faltan lípidos y a la piel deshidratada le falta agua. Pero, ¿cómo saber si tu piel necesita una dosis de agua o una dosis de aceite?
Es la piel que no produce suficiente grasa. Produce la menor cantidad posible de la película hidrolipídica que se supone que protege nuestra piel de las agresiones externas. Cuando esta película se daña, también puede provocar una pérdida de agua, lo que se traduce en una piel seca y deshidratada. Para defenderse, la piel seca también puede tender a engrosarse, un fenómeno natural para intentar compensar la falta de película hidrolipídica.
Tengo la piel seca si :
Piel deshidratada:
Se trata de una piel que ansía hidratarse. Sin embargo, la mayoría de las veces, la piel deshidratada está estrechamente relacionada con la piel seca porque el escudo protector de la piel se ha dañado. La piel deshidratada puede aparecer bajo diversas condiciones: demasiado aire acondicionado, estrés, contaminación, abuso de alcohol, tabaquismo o incluso la toma de ciertos medicamentos que provocan la pérdida de agua.
Tengo la piel deshidratada si :
La solución: una crema a base de lípidos. Se trata de una crema nutritiva para restaurar la película hidrolipídica, que está ausente. Puede contener agentes como manteca de karité o aceites.
Cualquier tipo de piel (seca, grasa, mixta) puede sufrir deshidratación. Los efectos son más o menos marcados, pero esta falta de agua se traduce en molestias en el rostro y en todo o parte del cuerpo, sobre todo después del baño o la ducha.
Una piel deshidratada es una piel a la que le falta agua. Esta deshidratación se manifiesta de varias maneras:
La piel deshidratada necesita ser mimada a diario con una rutina de belleza suave y adaptada: gestos y cuidados especiales. Al aplicar la crema hidratante, trabaja siempre desde el interior hacia el exterior.
Nuestra piel está formada por diferentes capas, la más superficial de las cuales es la epidermis. En la superficie de esta epidermis se encuentra una capa (la capa córnea) formada por células muertas unidas por una película hidrolipídica formada por agua (transpiración) y grasa (el famoso sebo). Y es precisamente esta fina capa la que nos protege de los agresores externos (bacterias, viento, frío, contaminación, etc.) y mantiene los niveles de hidratación de nuestra piel evitando que el agua se evapore más de lo necesario. Todas las cremas hidratantes tienen una base común compuesta por agua y grasas (que varían de una crema a otra). Puedes coger cualquier crema y comprobar su composición, que siempre empezará por "Aqua", seguida de la presencia de grasas, como aceites vegetales, minerales u otros. En realidad, el agua de los cosméticos hidrata el estrato córneo, mientras que las grasas retienen el agua hasta que se reconstituye la película hidrolipídica.
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