Cuidado de la piel atópica: Caracterizada por su sequedad y extrema sensibilidad, la piel atópica afecta a 1 de cada 3 bebés y a 1 de cada 5 adultos.
La atopia es una predisposición genética a desarrollar alergias. Estas alergias pueden manifestarse en forma de asma, conjuntivitis o rinitis polínica. En la piel, la afección se conoce como dermatitis atópica o eczema atópico. La causa es una deficiencia de lípidos superficiales en el estrato córneo, que deja de actuar como barrera protectora. La función de barrera de la piel se deteriora y se vuelve permeable a los alérgenos externos. Al penetrar en la piel, los alérgenos estimulan excesivamente el sistema de defensa y desencadenan la inflamación. Sin un cuidado adecuado de la piel, se establece un círculo vicioso: el daño a la barrera cutánea exacerba la sequedad y la inflamación de la piel, lo que provoca picor, ganas de rascarse y permite que los alérgenos penetren, amplificando la inflamación y el picor.
Los síntomas clínicos son: piel muy seca, enrojecimiento y picor asociados a la aparición de pequeñas ampollas (vesículas llenas de líquido) que revientan de forma natural o como consecuencia del rascado.
Mucho más frecuente de lo que se piensa, la piel atópica puede resultar a veces muy incómoda y difícil de sobrellevar en el día a día. ¿Cuáles son las características específicas de este tipo de piel?
La dermatitis atópica es una afección inflamatoria de la piel. Esta afección puede desarrollarse desde los primeros meses de un bebé y generalmente mejora antes de la pubertad. La mayoría de las veces se debe a una predisposición genética heredada de uno de los progenitores.
¿Cómo se reconoce la piel atópica?
El eczema atópico se manifiesta con manchas rojas, supuración y picor, a veces muy intenso. Las personas con dermatitis atópica tienen la piel seca y sensible, a menudo agravada por brotes de eczema desencadenados por el frío, el estrés o los microbios. Esto se debe a la alteración de la función de barrera de la piel, que permite que los alérgenos penetren más fácilmente y desencadenen reacciones inflamatorias.
La dermatitis alterna brotes de eczema causados por el contacto con alérgenos con periodos de remisión.
- Durante los brotes, las personas suelen utilizar tratamientos prescritos por su médico, como cremas a base de dermocorticoides, para reducir las reacciones inflamatorias y disminuir rápidamente las lesiones. Los ataques pueden durar de unos días a unas semanas.
- Durante las fases de remisión, se recomienda encarecidamente utilizar cremas emolientes, calmantes, antipruriginosas y sin perfume, adaptadas a este tipo de piel seca y sensible, al menos una vez al día. Esta acción preventiva debe combinarse con la medicación prescrita por su médico.
Comprender la piel atópica
Mecanismos fisiológicos
La piel atópica se caracteriza por un deterioro de su barrera protectora, debido a una deficiencia de lípidos epidérmicos esenciales (ceramidas, colesterol y ácidos grasos). Esta deficiencia reduce la capacidad de la piel para retener agua y protegerse de las agresiones externas, lo que provoca :
- Pérdida excesiva de agua (xerosis).
- Mayor sensibilidad a alérgenos e irritantes.
- Vulnerabilidad a las infecciones bacter ianas, especialmente por Staphylococcus aureus.
Además, la piel atópica suele asociarse a una respuesta inmunitaria excesiva, que desencadena una inflamación crónica. Los brotes inflamatorios característicos de la dermatitis atópica se producen en ciclos, alternándose con fases de remisión.
Factores desencadenantes
Además de la predisposición genética, varios factores externos e internos pueden agravar el estado de la piel atópica:
- Clima: Aire frío y seco o calor excesivo.
- Alérgenos: Polen, ácaros del polvo, productos químicos.
- Irritantes mecánicos: Ropa áspera o de lana.
- Estrés y emociones: que acentúan el picor.
Objetivos del cuidado de la piel atópica
- Restaurar la barrera cutánea: Uno de los objetivos prioritarios es reforzar la barrera cutánea compensando las pérdidas de lípidos y humedad. Esto permite limitar la deshidratación, reducir la sensibilidad a las agresiones externas y prevenir los brotes inflamatorios.
- Calmar los síntomas: las rojeces, irritaciones y picores deben aliviarse inmediatamente para evitar el rascado, que agrava las lesiones y favorece las infecciones.
- Prevenir las recidivas : La hidratación regular y el mantenimiento de un microbioma equilibrado ayudan a espaciar los brotes y a mejorar el estado de la piel a largo plazo.
Principios activos esenciales de los productos adaptados
Los productos para el cuidado de la piel atópica deben contener ingredientes activos específicos para hidratar, rellenar y calmar eficazmente la piel:
- Ceramidas y omegas 3 y 6: Restauran los lípidos que faltan y refuerzan la función barrera.
- Glicerina y urea: Captan y retienen el agua en la epidermis, mejorando la hidratación.
- Niacinamida: Reduce las rojeces y favorece la regeneración cutánea.
- I-Modulia®: Activo patentado derivado del agua termal de Avène, que actúa sobre los mecanismos inflamatorios.
- Prebióticos y postbióticos: Ayudan a equilibrar el microbioma cutáneo, esencial para prevenir las infecciones y mejorar la tolerancia de la piel.
Rutina completa para pieles atópicas
Limpieza suave
La limpieza debe realizarse con productos específicos, como aceites limpiadores sin jabón o geles con pH fisiológico. Estos productos eliminan las impurezas preservando la película hidrolipídica de la piel. El agua utilizada debe estar tibia, ya que el agua caliente aumenta la deshidratación y la irritación.
Hidratar y rellenar
Aplicar una crema o bálsamo emoliente es esencial después de cada limpieza y al menos dos veces al día. Estos productos nutren la piel, reducen la pérdida de agua y crean una barrera protectora. Los bálsamos enriquecidos se recomiendan para zonas muy secas, mientras que las cremas ligeras son adecuadas para climas más cálidos o zonas menos afectadas.
Control de los brotes
En caso de brote agudo, deben utilizarse productos específicos para el cuidado de la piel que contengan principios activos antiinflamatorios para calmar rápidamente los síntomas. Si es necesario, pueden aplicarse dermocorticoides o inhibidores de la calcineurina, prescritos por un dermatólogo, para reducir la inflamación y prevenir las lesiones agravadas por el rascado.
Protección y prevención
Proteger la piel de los desencadenantes es crucial. Esto incluye
- Utilizar un protector solar adecuado para prevenir los daños causados por los rayos UV.
- Llevar ropa de algodón suave para limitar la irritación mecánica.
- Humidificar el aire interior para evitar la sequedad.
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